En el Período Terciario continuaron los movimientos de ascenso y descenso del bloque patagónico, pero fundamentalmente dominó el Plegamiento Andino el que se dio en varias fases y tuvo una potencia tal que no solo plegó los sedimentos del geosinclinal originando los Andes del Límite (Hoy región de Cuyo), las Sierras Subandinas (Hoy región del NOA) y los Andes Patagónico- Fueguinos; sino que además sobreelevó, por su fuerza arrolladora, a estructuras preexistentes, de este modo: fractura y levanta a la Puna a casi 4000 metros de altura, y a la Cordillera Oriental en el Norte; y a la Cordillera Frontal y Precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza en el centro-oeste. Todo este proceso estuvo acompañado por una intensa actividad volcánica.
Con la aparición de los Andes sucedieron dos fenómenos: los vientos comenzaron a circular secos en la Meseta Patagónica y de este modo se selló la suerte de la flora patagónica. La intensa actividad volcánica consumó el drama: las cenizas cubrieron la región y los árboles, sepultados por esas mismas cenizas, acabaron por petrificarse.
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